Lucius Quinctius Cincinnatus

¿Os interesa saber por qué Cincinnati se llama como se llama? Si la respuesta es sí, seguid leyendo.

La antigua república romana, gestionada por el senado, contaba con una figura llamada dictador para enderezar situaciones de emergencia, tenía carácter extraordinario. De hecho, se le conferían los plenos poderes del Estado (o casi) para hacer frente a una situación de crisis o bien emprender alguna tarea específica sumamente excepcional. Al dictador lo elegía el propio senado y el mandato duraba seis meses; si resolvía el problema antes, debía abandonar el cargo. Si el problema persistía, se nombraba a otro. El último dictador fue Julio César, pero se pasó de la raya al nombrarse dictador por 10 años; ya sabéis como acabó: apuñalado por los senadores, entre ellos Brutus (44 a.C.). Fin de la República y comienzo al cabo de pocos años del Imperio con César Augusto, emperador entre 27 a. C. y 14 d. C.

Detalle de La muerte de César (1805), por Vincenzo Camuccini.

Lucius Quinctius Cincinnatus fue un patricio (o sea, pertenecía a una de las familias fundadoras de la ciudad de Roma y por tanto senador), cónsul (puesto prominente, de carácter anual, elegido por el senado), general y dictador en dos ocasiones. Vivió entre el año 519 a. C. y el 430 a. C.

La leyenda cuenta que en la primera ocasión, con Cincinnatus ya retirado de la vida pública, estaba arando sus propias tierras cuando llegó la delegación del Senado que le llevaba la noticia de su nombramiento. Tenía que organizar un nuevo ejército y derrotar a los enemigos de Roma que habían cercado a su ejército. Logró su objetivo en tan sólo dieciséis días. Se negó a recibir cualquier tipo de recompensa, renunció a la dictadura y regresó a sus posesiones en el campo. En la segunda ocasión, ya con 80 años, desmanteló una conspiración de los plebeyos contra la república. En este caso su éxito fue en detrimento de las clases populares, los plebeyos, defendiendo los intereses y poder establecido de las élites, los patricios. Nadie es perfecto. En cualquier caso, volvió a su terruño con la satisfacción del trabajo bien hecho. El plebeyo insurrecto había sido ejecutado y la conspiración desmantelada.

Desde entonces Lucius Quinctius Cincinnatus fue considerado como ejemplo de ciudadano virtuoso que todos los dictadores romanos posteriores deberían seguir.

George Washington tomó una decisión similar. Después de la victoria en la Guerra de la Independencia de los EE.UU., Washington renunció a su cargo como comandante en jefe del Ejército (1783).

Este es uno de los momentos más importantes de la historia de Estados Unidos. Washington era efectivamente el líder de las colonias, el héroe de guerra que acababa de asegurar la independencia de Estados Unidos de Gran Bretaña: era el padre de la Patria. Fácilmente podría haber permanecido en el poder. La gente no se habría sorprendido y probablemente lo habría aceptado de buen grado.

Regresó a Mount Vernon, en Baltimore, a ocuparse de su granja. El paralelismo entre Washington y Cincinnatus estaba hecho.

La Sociedad de los Cincinnati, en honor a Lucius Quinctius Cincinnatus, era y es una sociedad hereditaria con sucursales en los Estados Unidos y Francia. George Washington fue elegido primer presidente de la Sociedad de los Cincinnati (Society of the Cincinnati) desde su fundación en diciembre de 1783, así hasta su muerte en 1799.

En 1790 la ciudad de Losantiville  mudó de nombre a Cincinnati, en honor a Cincinnatus y por analogía a Washington.

Cincinnatus en Cincinnati

Dedicado a Pedro Sánchez, por los seis meses de estado de alarma que nos ha impuesto, como los dictadores romanos (aunque no creo que luego regrese a sus labores campestres),

Dedicado a José Mújica, el exguerrillero de los Tupamaros y expresidente de Uruguay, que acaba de retirarse de la política activa, otro Cincinnatus de verdad – qué pocos hay -, y, por último

Dedicado a Juanma, por explicarme el origen de Cincinnati.


Una respuesta a “Lucius Quinctius Cincinnatus

  1. Podríamos llegar a la perversa conclusión de que hay dictadores buenos (presidentes de izquierdas) y dictadores malos (ergo la derechona golpista); se eternizan en el poder unos y otros. Venimos de una dictadura con tránsito por la partitocracia hasta la cooptación presente de cargos y puertas giratorias. No perdamos la esperanza, anhelemos la libertad y huyamos de presuntos salvadores.

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