Dos han sido los ejemplos muy recientes de personas que, cuando nadie apostaba por ellas, resurgieron de sus cenizas como un Ave Fénix.
Todas las culturas, como la hindú, árabe, egipcia, griega o romana, etc. utilizaron a esta ave mitológica como símbolo de la resurrección. A través del fuego reparador renace vivificada y libre de cargas. Según la versión cristianizada del mito, esta fue la única criatura que no probó la fruta del árbol prohibido. Cuando fueron expulsados Adán y Eva del Paraíso con la espada de fuego del ángel enviado por Dios, una chispa quemó al ave junto con el nido y de ese fuego renació el ave que fue llamada Fénix.
El primer ejemplo es bien evidente: Rafael Nadal. Ganó en Junio de 2014 su último Grand Slam (Roland Garros) y a partir de ahí un calvario: lesiones de muñeca y rodilla, apendicitis y un estado de forma lamentable. Nadal perdía partidos ante jugadores como Dustin Brown (Wimbledon 2015), Tomáš Berdych (Australia 2015, primera derrota después de vencerle en los 17 encuentros anteriores), Fabio Fognini (EE.UU., 2015), Verdasco (Australia 2016) o el francés Lucas Pouille (EE.UU., 2016). De hecho, cayó al puesto noveno del ranking mundial a finales del 2016. Tocó fondo. Las dos noticias más relevantes durante el año 2016, aparte de ganar el dobles en las Olimpiadas de Rio de Janeiro, fue su abandono en Roland Garros por lesión y la denuncia que interpuso a la ex-ministra francesa de Salud y Deporte por sus acusaciones de dopaje. Como es habitual cuando las cosas van mal, surge la maledicencia.
Este año está arrasando. Ha ganado en seis meses más torneos que en los dos años y medio anteriores. Su triunfo en Roland Garros 2017 ha sido calificado de “histórico”, “Nadal inmortal”, “el mundo a sus pies”, o simplemente, como escribió el New York Times: Rafael Nadal, His Brilliance Undimmed by the Years, Wins His 10th French Open (Rafael Nadal, su brillantez intacta tras años, gana su décimo Abierto de Francia).
El segundo ejemplo es Pedro Sánchez, otra vez Secretario General del PSOE. Si a Nadal ya muchos lo veíamos en torneos de viejas glorias o benéficos, Pedro Sánchez el día después de la reunión del Comité Federal del 1 de Octubre era historia. El 29 de Octubre dimitió como Diputado y la mayoría de sus colaboradores y apoyos le fueron dejando en la estacada. Como es habitual cuando las cosas van mal, te sueles quedar solo (lo de las ratas y el barco suena un poco agresivo). Los únicos socialistas que me sonaban y que todavía apoyaban a Sánchez eran José Borrel y Odón Elorza, ex alcalde de Donostia.
Las primarias del PSOE sorprendieron a todos, empezando con la recogida de avales. Ganó Díaz por poco.
El resultado final ya lo sabéis: Pedro Sánchez arrasa con más del 50% de los votos. La prensa, la gran mayoría de los presidentes regionales, los expresidentes de gobiernos socialistas y anteriores secretarios generales del PSOE estaban en su contra. No es que no le apoyaran o se mantuvieran al margen, es que despotricaban. El análisis de El País del debate entre los tres candidatos es un buen ejemplo.
La victoria de Pedro Sánchez, como la de Nadal, fue épica.
¿Qué tienen ambos en común? Resiliencia. O lo que es lo mismo, son inaccesibles al desaliento. Han sido capaces de sobreponerse a situaciones más que difíciles, y lo que es otra característica de la resiliencia, han renacido más fuertes de lo que eran antes.
La resiliencia se aprende y se desarrolla. Hay muchas webs de psicología y auto-ayuda donde se explican los elementos que conforman esta forma de ser. Tanto Nadal como Sánchez coinciden en lo siguiente:
Son objetivos y por tanto se plantean retos alcanzables. Para ello debes ser consciente de tus capacidades y debilidades.
Son tenaces en sus propósitos: a eso se le llama auto motivación.
Se rodean de personas con una actitud positiva, recordar el efecto Pigmalión y cómo otras personas nos pueden influir.
Son flexibles ante los cambios; por ejemplo, los árboles que mejor soportan los huracanes son las palmeras, no los robles. Saben usar la imaginación, no se quedan bloqueados ante un “no”, en suma, son creativos ante la adversidad.
Dedico esta entrada a mi amigo Javier V., por ser inaccesible al desaliento.