¿Muerde?

Esa pregunta me la suelen hacer muchos viandantes mientras se acercan a mi perra con la mano extendida. Sinceramente, a veces me encantaría que les diese un susto.

Esto es lo que le debió de preguntar Katherine Chappell  a una leona: ¿Muerdes? La joven editora de la serie Juego de Tronos murió cuando una leona le pegó un bocado en Junio de 2015 durante un safari en Sudáfrica. La muchacha estaba dentro del coche, pero con la ventanilla bajada. La leona metió la cabeza y le mordió entre el hombro y el cuello.

Gracias a la televisión y la multitud de documentales sobre bichos nos creemos que la vida real es como lo que vemos en la tele. Y no es así. Se lo podéis preguntar a Katherine. Hay personas que dan de comer a tiburones mientras bucean, acampan en zonas donde habitan osos o nos bajamos de los jeep en un safari para hacer mejor la foto de los leones o los rinocerontes. También se lo podemos preguntar a Carlos Sobera cuando fue embestido por un elefante en otro safari. Incluso yo tengo experiencias personales. Recuerdo el mal genio y agresividad de los monos de Gibraltar. Aunque eso puede que sea genético (es decir, el gen británico).

En resumen, estamos idiotas, como la mujer de la foto.

Los animales salvajes son eso: animales y salvajes. No tienen principios filosóficos ni éticos como los humanos y su comportamiento se basa en cosas muy simples. Ante la duda, ataco o huyo. Cuando tengo hambre o sed como o bebo (si puedo), si puedo me apareo, etc. Eso es el comportamiento innato. Etología pura.

Para poder entender el comportamiento hemos de conocer el cerebro, el nuestro y el de los animales. El cerebro humano se divide en tres partes según Paul MacLean.

El sistema reptiliano es totalmente inconsciente y regula nuestras necesidades más básicas. Calor, hambre, reproducción, etc. Es donde también nace el miedo “a lo nuevo”. Como su nombre indica, es propio de reptiles. Los cocodrilos no sueñan (pero deben roncar porque siempre duermen con la boca abierta).

El sistema límbico regula nuestras emociones. Su función está relacionada también con el aprendizaje y la memoria. Nuestra personalidad, nuestros recuerdos y en definitiva el hecho de ser como somos, depende en gran medida del sistema límbico. También es responsable de la liberación de dopamina  (no hay nada como que te quiten granos  -entre personas – o pulgas –entre monos). ¡Cómo nos  parecemos! Este cerebro es típico de los mamíferos.

El neocórtex,  la corteza pensante, compone el 90% del Sistema Nervioso Central  y está supeditado a los cerebros límbico y reptiliano. Sólo cuando están satisfechas nuestras necesidades básicas, podemos desplegar nuestras capacidades creativas.

En definitiva: “mente superior domina mente inferior” pero solo si el número de horas de televisión es igual a cero.


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