Latinajos, forma despectiva, son las voces o frases latinas que se insertan en escritos y frases. También se les llama latinismos, más fino. Si creéis que no sabéis muchos, echad un vistazo abajo:

Uno de los primeros latinajos que me llamó la atención lo empleaba un profesor mío de navegación astronómica, eso de los sextantes, cronómetros y azimuts. Los problemas de esa asignatura eran largos y tediosos con un único objetivo: había que calcular la situación del observador – o sea, del barco – en base a las alturas observadas de los astros, normalmente estrellas. Finis coronat opus; eso decía el viejo profesor de nariz aguileña y mirada fría al llegar a la solución después de casi 3 horas de muchos números. El “fin corona la obra”, o sea, hasta que no calculamos la situación del barco nada de lo que hemos hecho hasta entonces tiene utilidad. Dicho de otro modo, todo lo que se empieza hay que acabarlo. Así es como yo lo entiendo.
Curiosamente son los anglosajones los que más usan los latinajos. En España los hemos ido perdiendo, sea por no querer ser arrogantes, por ceporros o porque no se estudia latín como lo hice yo en 2o de BUP, años 70, aunque la verdad es que no aprendí nada. Mi único recuerdo es el curita llorando por lo mal que se portaban algunos mientras se dirigía hacia la pizarra caminando entre los pupitres, con la mano tapándose la cara. Es de esas imágenes grabadas que te acompañan para siempre.
Como he dicho antes los anglosajones los usan, y bastante. ¿Qué está ocurriendo? Los estamos incorporando a nuestro vocabulario habitual. Inevitable.
En 1979 se rodó la película Kramer contra Kramer, en inglés Kramer vs. Kramer. Versus o vs. quiere decir “hacia” en latín, pero los ingleses le dieron el significado de “contrariedad o contra”, y lo hemos recibido con su nueva connotación de la mano del inglés. Fue aceptada en el diccionario de la Real Academia (DRAE) en 2014.

Del inglés hemos recibido infinidad de latinajos como máster (de magister), esnob (de sine nobilitate, sin nobleza), campus (universitario), ante o post meridian, currículum vitae, ítem e incluso Junior (iunior) o senior (senior).
¿Os imagináis a un grupo de rock español llamarse Alea iacta est? Los británicos están tan acostumbrados a los latinajos que en los 70 tuvieron a los Status quo, que por cierto siguen dando conciertos. Según el DRAE significa “estado de las cosas en un determinado momento”. En español se debe usar sin la “s”, o sea, “statu quo”, pero los ingleses se la añaden. Su origen es diplomático, de la expresión “in statu quo ante bellum”, que quiere decir el estado en que estaban las cosas antes de la guerra. Mejor un ejemplo: tras la guerra de Irán e Irak en los 80 los países mantuvieron las fronteras tal y como estaban antes de iniciarse: o sea, in statu quo ante bellum.
Otro latinajo importado es quid pro quo. Para ellosquiere decir “algo a cambio de algo”: un intercambio. Para nosotros, antiguamente, era sustituir una cosa por otra. En nuestro caso se dejó de emplear y surgió de nuevo el latinajo importado de los EE.UU., renacido como el ave fénix, con un significado algo distinto. Lo podemos oír en la película “El silencio de los corderos”:
Ahora viene uno mejor. En todos los idiomas del mundo se usa el término alibi para expresar que una persona no puede haber cometido una fechoría por estar en otro lugar (en francés, inglés, portugués, croata, checo, alemán, sueco, rumano o italiano). O sea, una coartada. Nosotros decimos coartada y el resto del mundo alibi, del latín alibi (“en otro lado”). De esto me di cuenta al ver series originales en francés e inglés y ver en los subtítulos que la traducían al portugués también como alibi. ¿Qué es eso de alibi? Me preguntaba yo… y me respondo que por una vez podíamos copiar, ¿no?
Esta entrada no tiene objetivos ni conclusión, pero si tiene dedicatoria.
Dedicado a Adolfo Muñoz Alonso, Rector de la Universidad Complutense y procurador en las Cortes franquistas (lo que hoy sería un diputado). Estaba el ministro del Movimiento José Solís Ruíz defendiendo ampliar las horas lectivas dedicadas al deporte en detrimento de otras materias mucho menos «saludables», como el latín. “Más deporte y menos latín”, repetía sin descanso el ministro. En esas estaba, cuando lanzó la pregunta retórica que fue su perdición:
¿Porque, en definitiva, para qué sirve hoy el latín?
Adolfo Muñoz Alonso le respondió: “Por de pronto, señor ministro, sirve para que a ustedes, los de Cabra, les llamen egabrenses y no otra cosa”.
Genial el final, Germán
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Amigo eres un pozo sin fondo, articulo como siempre muy intresante
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Eres un genio… genium?? Puede ser.
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