¡Vade retro, turista!

Nadie los soporta salvo la hostelería. No voy a repetirme con la importancia del turismo en España (un 14,3% del PIB) ni en países vecinos como Italia (13%), Grecia (18%) o Francia (8,5%). Es mucho dinero fácil a base de recibir hordas, y no me refiero sólo a Magaluf y similares. También son hordas los que hacen cola a 35° para subir a la torre Eiffel.

Otro ejemplo reciente de turismo descontrolado bien conocido es Islandia: el turismo pasó de ser el 2,9% de su PIB al 10% en unos pocos años a un precio que ellos mismos estimaron inaceptable. Los casi 330.000 habitantes estaban hartos de los más de 2 millones de turistas anuales y de ver encarecer la vivienda, ensuciar el medio ambiente y no poder ir a sus lugares preferidos por la masificación.

Como yo, que no puedo ir al Manteca de Cádiz por estar la gente haciendo cola incluso antes de que abran; el culpable: TripAdvisor y similares.

Casa Manteca era y es un bar cutre, con solera, de los del borrachillo en la esquina de la barra. Las tapas y raciones no te las ponen ni en plato, sino en un papel de estraza. Su éxito fue motivado posiblemente por las fotos taurinas y alguna cabeza de toro, ser un bar abigarrado lleno de botellas viejísimas, la calidad de lo que sirven y TripAdvisor. Abrieron una freiduría de pescado enfrente, hoy las colas y apretujones es la norma, y… ya he detectado algunas críticas en el mismísimo TripAdvisor. Será por los chicharrones especiales, el queso payoyo y jamón del bueno en Cádiz. Lo dejo por imposible. Ya iré en noviembre.

El dinero es muy goloso y nadie quiere arriar. Ni líneas aéreas, ni propietarios de viviendas en alquiler, ni bares, ni la gente que este año ha decidido viajar e ir de fiesta. Que le den dos duros al COVID y a la huella de CO2.

Este año San Fermín se adelantó al 21 de junio, fin del estado de alarma, y se abrió el portón de los corrales de Gas de Pamplona y fue la desbandada. Así salieron de viaje nuestros paisanos:

La invasión del turismo nacional al menos en Cádiz es insoportable. Ya en junio los visitantes nacionales se disparataron un 10% más que en 2019, que ya fue año de récord. Hay colas en las heladerías, en los bares de tapas, los parkings están un día sí y otro también completos y todos los restaurantes colapsados, te dan cita para dentro de unos días, o te ponen en lista de espera. Lo nunca visto.

La calle de La Palma, en el barrio de la Viña, es una feria de mesas ocupadas y gente esperando para sentarse…para comerse un boquerón frito. No miento al decir que hace unos pocos días pasé por allí a las 11 de la noche y olía mal, a fritanga. Algo parecido a los pintxos en San Sebastián, murieron de éxito: caros y en muchos casos industriales. Muchos bares han perdido la gracia de tener sus propias especialidades.

Esto no es bueno ni para Cádiz ni para los turistas. La única solución que puedo atisbar es la de tener una temporada de verano de abril a octubre, haciendo ver a nuestros madrileños (estoy cerca de la madrileñofobia) que Cádiz en mayo es genial, pero sin tumultos. De hecho, de la misma forma que hay que promover el teletrabajo e irse a trabajar a Soria hay que promover que el personal se vaya de vacaciones fuera de la canícula veraniega: es que somos torpes.

El turismo es necesario, y más en esta región donde los astilleros de Cádiz recogen migajas o una planta de Airbus cierra, donde el comercio en el centro de Cádiz ha desaparecido con la pandemia (Zara, Bershka, Massimo Dutty, Oysho, Festa, etc.) y el famoso cruce de Tres Caminos donde confluyen las nacionales de Madrid/Sevilla (A4) y Málaga/Algeciras/Tarifa (N340) junto a la propia vía de Cádiz y San Fernando se colapsa todos los días, todos los veranos, para descrédito de nuestro Ministerio de Transporte, antes Fomento, con planes aprobados desde el año 2005. Cádiz, la olvidada cuyo AVE se paró en Sevilla en 1992 para siempre, es una provincia con 9 escaños en el parlamento, tres más que el PNV, que espera hipnotizada e incrédula a que sus propios representantes hagan algo por ella. ¡Cómo no va a ser necesario el turismo en Cádiz!

Para justificar el colapso industrial no me sirven excusas como falta de personal preparado o los típicos tópicos sobre los andaluces: Dragados Offshore es una empresa puntera que nació en 1972 en Cádiz dedicada al diseño y construcción de plataformas petrolíferas, estaciones eólicas marinas, estructuras (como el puente que une Suecia con Dinamarca), ingeniería submarina, etc. Desde el diseño a la entrega (EPCIC stands for Engineering, Procurement, Construction, Installation & Commissioning).  Para que os hagáis una idea:

Dedicado a todos los ingenieros que estudiaron en Cádiz – y conozco al menos cuatro que pasaron por casa – que hoy viven en el extranjero (Dubai, Dinamarca y dos en Alemania) y a los camareros de Cádiz que no dan abasto encargándose de terrazas multitudinarias, mal pagados, haciendo horas extras sin cobrarlas, sudando la gota gorda. Aquí el comienzo de la calle Plocia, otra vez de moda después de muchos años.


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