Una ultra en La Caleta

Iba yo caminando bien temprano con mi perra por la playa de La Caleta de Cádiz, el 24 de diciembre, día de Nochebuena. La marea estaba baja, como a mí me gusta.

Es bien sabido que el lugar y fecha de nacimiento de Jesús son desconocidos, pero demos por bueno Belén y el 24 de diciembre por su significado, válido para todos:  es el paréntesis para el perdón, para celebrar la vida, acordarnos de los que ya no están, es el día del triunfo de la luz sobre la sombra, es el solsticio de invierno. Todas las culturas lo interpretan como un período de renovación y renacimiento.

Por la playa iba; el Excmo. alcalde de Cádiz, “Kichi”, ha dejado de perseguir a los dueños de los perros como si fuesen todos estos rabiosos. Por fin podemos volver a la playa, sin molestar ni dejar rastros evidentes, como siempre.

Por la playa iba. Hay tres tipos de paseadores de perro. Los que van en grupo, riendo las gracias de sus respectivos; los gruñones, tanto dueño como perro, que van solos y normalmente amarrados el uno al otro, y los que van y vienen, siguiendo al perro. Estos últimos suelen ser bastante independientes; se cruzan con otro, le huelen el trasero, y siguen su camino. Me refiero a los perros.

Por la playa iba. Al poco de bajar se me acerca una pareja y su perro macho de raza pinscher miniatura. Véase foto.

Se entabla la típica conversación perruna (macho/hembra, como se llama, raza, que bueno es, que guapo/a, etc.) y al poco ya detecto que hablan en demasía. Ella catalana, él de Cádiz, residentes en Manresa y de vacaciones para visitar a los amigos. Para colmo a mi perra le gusta el pinscher y no hace mas que perseguirlo. Qué graciosa mi perra, pienso yo mientras caminaba hacia un extremo de la playa.

Por la playa íbamos. Las ocho y media de la mañana no es el momento idóneo para cultivar amistades. Al poco nos juntamos con el grupo matutino perruno; mayoría de mujeres, conversación fluida, un montón de perros con sus pelotitas y sus filias y fobias entre ellos. Todo un mundo el canino.

Por la playa iba la manada. Entre comentario y comentario oigo a la manresana decir que su perro lleva una placa en el collar por los presos políticos catalanes. El grupo, con la prudencia que dan los fenicios que vivieron en Cádiz hace tres mil años, calla. En esto que el pinscher deja unos mojoncitos en la arena. La manresana, suelta:

Como en Sevilla. Salí del tren y le dije a mi perro: caga aquí en medio de la plaza de Santa Justa para todos los andaluces. Que se joda España. Le hice hasta una foto, ja, ja, ja…”.

Sorprendentemente nadie le cruza la cara. Como mucho le reprochan su mala educación. Me separo y huyo. Solo digo adiós a los que conozco.

Es 25 de diciembre. Mismo grupo, misma hora y allí está la manresana. Saludo, pero cuando la manresana me dice buenos días no puedo mas que contestarle a ti no te saludo.  Y sigo mi camino hasta el faro aprovechando la marea baja. Un paseo solitario, fresco, entre arena y rocas. El día es precioso, soleado y además es Navidad (véase foto original de ese día).

A la vuelta ahí siguen todos. A escondidas pregunto curioso por la valiente independentista: se les ha pegado y aunque le dan de lado, siempre hay un alma caritativa que habla con el marido e incluso con ella. No lo entiendo.

Llego a casa y leo un titular de El País:

Torra replica al Rey tras su discurso: Cataluña no es una «seria preocupación”; sí que lo es España, un Estado en Europa que vulnera los derechos humanos.

Solo con que un 10% de los independentistas piensen como Torra y como la manresana quiere decir que 160.000 catalanes (estimación según últimos resultados electorales, sumo ERC, JxC y CUP) se cagan en el resto del país.

Pues yo me preocuparía. Tanto odio acumulado – y en tan poco tiempo – no sale gratis. Digo en tan poco tiempo porque en las elecciones generales del 2008 el voto independentista obtuvo un 8% de los votos respecto a los votos válidos (los de ERC, unos 300.00, frente a los 800.000 de la antigua CIU) y en noviembre 2019 los independentistas sumaron más de 1.600.000 de votos (sumando ERC, JxC y CUP), un 42,5% de votos respecto a los votos válidos.

Lo ocurrido entre medias es digno de un estudio sociológico, no de una entrada en este blog, ni siquiera de sesudos artículos periodísticos, siempre tendenciosos que ponen la lupa en lo que interesa. Eso sí, algunos están tan bien razonados (lo del “relato”) que te convencen de una versión y de la contraria, dependiendo de cual leas. Si solo lees las versiones A, acabas defecando Santa Justa, si eliges la B, en Sants. Lo mismo da. La opción B, grosso modo, se llama Vox; 3,6 millones de votos en noviembre 2019. Para echarse a temblar.

Es día de San Esteban, 26 de diciembre, día de canelones en Cataluña. Ni rastro de la manresana. Ha debido ser una pesadilla. Hoy toca ir por las calas de levante.

Por la playa iba; dándole vueltas a las fuerzas que mueven el mundo. Por un lado, la atracción del Sol que haría que la Tierra cayese hacia el mismo achicharrándose, y por otro la fuerza centrípeta producto de su movimiento de traslación, que la haría salir disparada alejándose del Sol y congelándose fuera (o no, que diría Rajoy). La Tierra a veces se acerca (perihelio), y en otras ocasiones se aleja (aphelio), porque el movimiento de la Tierra alrededor del Sol es elíptico, no circular. Toma metáfora.

Dedicado a algo tan básico como el respeto al que piense diferente y a mis amigos catalanes, muchos de ellos independentistas. Nadie es perfecto.


Una respuesta a “Una ultra en La Caleta

  1. Como siempre, querido Germán, eres un ejemplo de respeto, tolerancia y democracia. Ojalá hubiese mucha más gente así.
    Abrazos desde Madrid

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