Decía en mi última entrada que no nacen niños. Que no va a haber suficientes nietos para ayudar a los futuros viejos como yo a recomponer la tele y decodificador o ayudarnos en un mundo hiper-digitalizado y mutante.
Esa idea y una noticia oída en la radio sobre el número de abortos en Asturias van a completar mi lista de “olvidados”.
De los abortos no se habla ni se escribe; Los datos no suelen aparecen en los periódicos, y si lo hacen, no se cuestionan. Ni siquiera el ABC, que como mucho se hace eco de la opinión de asociaciones “pro-vida”.
En 2017 se practicaron 94.123 abortos, o como hoy en día se dice incluso en el título de la ley, “interrupción voluntaria del embarazo”. Es otro eufemismo: son abortos, aunque suene mal.
Ese mismo año nacieron en España 393.181 bebés, o sea, 1 de cada 5 fetos fueron tirados a la basura como si fuesen una gasa usada. Literalmente.
No estoy en contra del aborto. Al revés, la actual legislación es necesaria porque lo contrario son los abortos clandestinos, peligrosos para las que no tienen haberes y encima con posibles consecuencias legales. Aquellos que en los 70 y 80 mandaban a su niña a Londres y luego se rasgaban las vestiduras en público no tenían problemas, ni entonces ni ahora. Según la OMS, cada año en el mundo mueren aproximadamente 47.000 mujeres debido a complicaciones por abortos realizados en condiciones precarias y se calcula que 5 millones padecen discapacidades temporales o permanentes, incluso infertilidad.
Volvamos a España. La cifra de abortos me parece extraordinariamente alta, incluso si descartamos el 10% de abortos por razones médicas, sea feto inviable o riesgo para la madre. El resto, a saber la causa. De lo que estoy seguro es que nadie aborta por gusto.
El dinero influye, no hace falta ser sociólogo para darse cuenta de ello: en el año 2011 con media España en paro se practicaron 118.611 abortos, unos 25.000 más que en el 2017.
Lo primero que se me viene a la cabeza es que tanta educación sexual, tanta píldora del día después y tanto blablablá no sirve para nada. Para colmo al final lo costeamos todos: la Seguridad Social paga a las más de 200 clínicas concertadas unos 34 millones de € al año (a 350€ el aborto).
Lo segundo que se me pasa por esa misma cabeza es aún más turbador: ¿pueden ser tantos niños tan inoportunos? ¿Son uno de cada cinco totalmente inoportunos, tanto como para deshacernos de ellos? Todos sabemos que “la vida da muchas vueltas”, para bien o para mal, y que un hijo dura toda la vida: me pregunto si la situación en un momento dado debe ser tan influyente.
No me atrevo a opinar ni mucho menos a juzgar. Mi opinión es el reflejo de mi propia experiencia y educación. Es muy difícil ponerse en el lugar de los demás. Lo que parece evidente es que no se potencia la natalidad: hoy en día para un salario bruto de 30.000€, por uno hijo menor de 3 años, te ahorras en impuestos unos 500€ al año. Otro ejemplo, aún mejor: el nivel máximo de ingresos para recibir una ayuda de 1.000€ (pago único) al tener el décimo hijo es de 28.031€ y si fuese el primero, 12.581€. Me gustaría saber cómo se pueden criar 10 hijos con 28 mil euros: esa pareja merece una estatua o que se les nombre Ministros de Economía y Hacienda. ¡Ellos sí que saben gestionar!
La fórmula es perfecta: bajos salarios + paro juvenil elevado + empleo precario + vivienda cara + una natalidad con ayudas escasitas = baja natalidad, pirámides de población invertidas y que seamos los campeones de la UE con la edad de maternidad más alta: 31,9 años.
Veo las cifras de abortos como un fracaso de la sociedad. Por vergüenza, la misma sociedad calla y mira para otro lado.
Nota para polemizar (y complicar aún más el asunto): el rol del varón es nulo, no tiene voto. La decisión sobre abortar o no es de la mujer. De acuerdo. En el mejor de los casos es una decisión consensuada entre los progenitores.
Por otro lado, llevo años escuchando lo del empoderamiento de la mujer, la necesidad de compartir la carga de criar un niño, paternidad responsable, la intención de igualar o compartir los permisos de maternidad y paternidad, etc. Bueno, pues… ¿Y si empoderamos al varón en este tema?
Los suecos ya se lo han planteado, por ahora sin éxito. Hace un par de años las juventudes del Partido Liberal propusieron la idea del aborto para hombres. Estos deberían poder renunciar legalmente a su hijo, tanto en derechos como obligaciones, caso de que la madre desee continuar con el embarazo y él no. Eso sí, antes de las 14 semanas de gestación. Igual que ellas.