Caifás, el primer postureo documentado

El postureo es un término de nuevo cuño, aún no existente en el diccionario, que viene a definir aquellos comportamientos guiados por el afán de exhibirse dando una cierta imagen, y lo más importante, esta ha de ser impostada y falsa, o al menos, parcialmente falsa. Es decir, lo que se exhibe no se corresponde con la realidad. Internet y las redes sociales impulsan ese afán de parecer mejor o más feliz. Lo que antes se hacía en la plaza del pueblo luciendo galas y presumiendo de coche ahora se hace en Facebook o wasap.

Caifás, en una actuación memorable, fingió una indignación suprema cuando Jesús se auto inculpó diciendo que era hijo de Dios. En realidad era lo que Caifás estaba deseando escuchar. Debería de haber aplaudido y brincar de alegría.  Como todos sabemos Jesús después de ser arrestado en el huerto de Getsemaní fue llevado ante el Sanedrín, consejo supremo de los judíos (no confundir con el sanedrín de “El Larguero” de la Cadena Ser). Allí fue interrogado por Caifás, el sumo sacerdote. Así lo relata San Mateo (Mateo 26:63-66):

63 Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.

64 Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.

65 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia.

66 ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte!

Caifás estaba “en funciones”, pues aún no había sido nombrado formalmente sumo sacerdote. Su suegro Anás, antiguo sumo sacerdote, estaba en ello. La tradición cristiana dice que entre los dos llevaron a la muerte a Jesús. Para que luego digan que los que están en funciones no pueden decidir cosas y que el nepotismo es cosa de nuestros días.

La verdad es que cogerse la camisa por el pecho con las dos manos y tirar haciendo saltar los botones es un gesto con impacto. Con un grito debe quedar aún mejor.

caifas

Por lo visto en aquella época el rasgar los vestidos era una demostración externa de aflicción y pesar por algún desastre o de profundo dolor por alguien que había muerto. A veces indicaba indignación contra el pecado y lo que era contrario a la Palabra de Dios. Ya entonces el gesto de rasgarse las vestiduras estaba visto como algo fatuo, una pose, o sea, postureo. Joel (profeta menor, versículo 2:13) ya lo dijo:

13 Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová, vuestro Dios.

No hay que confundir el postureo con la sobre-exhibición: nuestros familiares, amigos y conocidos saben de nuestras andanzas, con mayor o menor detalle, pero al menos no falseamos la realidad. Bueno, no mucho. Como buen pescador, mis pescados pesan siempre algo más a medida que pasan los meses.

Postureo es aparentar lo que no es. Es la foto sonriente en un lago cuando te están acribillando los mosquitos o un viaje “fetén” al sudeste asiático en tu Facebook pero que en realidad te lo pasas en el baño por haber bebido agua de grifo.  O los turistas madrileños cuando, silabeando las “eses” como serpientes, gritaban en el chiringuito de la playa: “A comer niños, que ya están los mariscos en la mesa” cuando lo que tenían delante eran unos burgaíllos (carraquelas en San Sebastián) y chirlas. Porque de gamba blanca, ni los bigotes.

Puro postureo, pero como veis, no hemos cambiado tanto. Sólo que ahora usamos un amplificador enorme.

Dedicado a mi suegro, fuente de inspiración.

 


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