Antropomorfismo o como volver loco a un perro

Otra vez un animal salvaje ha matado a una persona. ¿Es ese animal malo? Por supuesto que no. No tenía conciencia de lo que hacía. Igual estaba hasta “jugando”.

El accidente ha ocurrido en un zoo de Japón. Una persona se estaba haciendo fotos y videos con una morsa (un bicho de 1 tonelada como el de la foto) y parece que la morsa lo ahogó al arrastrarlo al agua o lo aplastó. Lo mismo da.

morsa

La primera entrada de mi blog (¿Muerde?) hacía referencia al mismo asunto tras la muerte de una mujer atacada por una leona en un safari fotográfico.

El cariño que se profesa a los animales nos hace perder la perspectiva; ese error nos conduce al antropomorfismo que es la atribución de características y cualidades humanas a otros seres vivos.

Los animales (especialmente los perros) han pasado de ser una herramienta a ser eso, una mascota, sin más objeto que hacernos compañía. Los perros más “felices” -ojo, los perros no pueden ser felices, como mucho están bien, son equilibrados- son los currantes: pastores, cazadores, de defensa, rescatadores, buscadores de droga o explosivos, etc. ¿Por qué? Porque están entrenados para algo, hacen lo que se espera de ellos y se sienten útiles: entonces buscan la recompensa que se les enseñó iban a recibir: les basta una caricia.

perro falderoEstamos volviendo locos a los perros, los atamos con longanizas. Gastamos vergonzosas cantidades de dinero en veterinarios, comidas especiales, ropa, baños y champús (un champú canino es mucho más caro en general que el usado por nosotros), collares y correas, etc. Los perros ya no saben para qué les queremos. Se aburren como ostras y acaban adueñándose del sofá, gruñendo al primero que pasa y finalmente dándote un bocado.

Los perros aportan compañía y estabilidad emocional además de muchas otras ventajas tanto físicas como psicológicas. Sirven para que los niños expresen mejor sus sentimientos y sean más responsables. ¿Habéis probado a hacer que un niño lea un cuento a un perro? Increíblemente, leen mucho mejor.

Además, los perros, a su manera, muestran lo que los humanos llamamos lealtad, pero no lo hacen conscientemente: somos su referente. Necesitan de nosotros. Es por eso que el maltratar a un animal de compañía es ruin: es como maltratar a un hijo, no tiene escapatoria, ni quien le defienda.

Ese antropomorfismo al que me refería antes nos hace creer que los perros son listos o tontos, cariñosos o descastados, simpáticos o huraños.

ataque elefante

 

Lo peor es cuando  trasladamos esas características a los animales salvajes. Es entonces cuando nos creemos que a la morsa o a la leona les gusta posar para hacernos un selfie con ellas. A este elefante no le apetecía posar para la foto.

Dedicado a los toreros, porque tienen claro lo que es un animal salvaje (y si no que se lo pregunten al maestro Padilla, en la foto).

padilla

 

 

 

 


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