Eufemismos o lo politicamente correcto

Desde hace varias décadas existe la evidente tendencia de eliminar del vocabulario común palabras que resultan directas o consideradas ofensivas. El problema, si es que lo hay, es que también se emplea para no llamar las cosas por su nombre.

Eufemismo es la “Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante” (DRAE). No entiendo que tiene de duro o malsonante ser viejo (edad avanzada o tercera edad o los mayores), ciego (invidente), paralítico (incapacitado físico), el cáncer (larga enfermedad), aborto (interrupción del embarazo), cárcel (centro penitenciario), negro (de color, afroamericano), etc.

¿Os imagináis que a los vascos nos dijeran “comedores de bacalao al pilpil” o “los de raza RH Negativo“?

El problema es que esa moda se ha expandido a todo y en el fondo se trata de ocultar la realidad. El asunto no es nuevo: el actual Ministerio de Defensa fue el Ministerio de la Guerra hasta 1939. ¿Recordáis los daños colaterales? Ese ha sido el mejor eufemismo de los últimos tiempos que yo recuerde, del Sr Bush, aunque aparentemente ya se usó en la guerra de Vietnam.

La realidad es que el Ministerio de Defensa es para la guerra, y los daños colaterales son los muertos y heridos civiles, a veces a propósito, provocados por una guerra.

Recuerdo otro espectacular, también de un político, cuando se supo que el Prestige, tras partirse en dos y hundirse a casi 4000 metros de profundidad, seguía soltando fueloil: “son unos pequeños hilitos que se han visto en la proa. Cuatro regueros que se han solidificado con aspecto de plastilina en estiramiento vertical”.

Esos hilillos en estiramiento vertical nos costaron a los españoles unos cuantos cientos de millones de euros.

Otro eufemismo que se nos coló para no llamar a un niño tonto o vago fueron las calificaciones escolares que se implantaron en España en 1991 y que no fueron racionalizadas hasta el 2003. No tenían desperdicio: Progresa Adecuadamente (PA) y Necesita Mejorar (NM).

Es decir, te esforzaras lo que te esforzaras, solo aprobabas, y si suspendías, es que necesitabas mejorar. No que te habías tocado los cataplines (eufemismo que sustituye la palabra cojones).

En el resto del mundo se usan términos como suspenso, insuficiente, reprobado (en muchos países de Latinoamérica) y se basan, también, en tablas numéricas con calificaciones objetivas (sobre 100, 10, 5, etc.).

En memoria de mi suegro, “Soldado Viejo y Estropeado”.


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