Cambio es sinónimo de miedo. Cambiar de casa, de trabajo, de ciudad, de país, dentro de la empresa, todo ello implica inseguridad y enfrentarse a lo desconocido. La parte del cerebro que controla esas emociones es la amígdala que tenemos en cada lóbulo temporal, no las de la garganta. Las amígdalas son las que nos hace mirar de reojo o caminar más ligero cuando oímos pasos detrás nuestro, de noche, en un callejón oscuro.
Los neurólogos descubrieron que la amígdala y el córtex prefrontal actúan de forma conjunta, están ligados. Ese córtex es donde se origina el pensamiento, se planifica, se define la expresión de la personalidad, se ubica la memoria de trabajo o se resuelven los problemas.
El equilibrio entre amígdala y corteza frontal se resuelve con esta frase del niño prodigio y genio francés Blaise Pascal: «El corazón tiene razones que la razón ignora». Llámese intuición, sexto sentido, pálpito, mosca detrás de la oreja…pero a veces hacemos cosas que no tienen sentido (común). Por cierto, Pascal es el de los Pascales (medida de presión, ¿os suena?), las probabilidades como ciencia matemática y la pascalina, una de las primeras máquinas de cálculo. Construyó la máquina para ayudar a su padre, financiero allí en Rouen el siglo XVII. Pascal murió con 39 años.
Volviendo a los cambios.
Normalmente en el trabajo ya estamos asentados, sabemos los papelitos que tenemos que hacer a principio de mes, cada tres meses, cada seis y al año. Vemos venir los problemas, y aplicamos las mismas soluciones. Nos repetimos como loritos; siempre las mismas ideas y conceptos. Al cabo de 10 años ves a las personas que trabajan contigo como caricaturas de sí mismos. Se repiten una y otra vez. Eso de echarle imaginación lo dejamos para cuando tomamos cervezas con los amigos. Estás en la zona de confort. La zona de confort es un estado mental donde evitas del miedo y la ansiedad en tu vida diaria, es pura rutina, vas con el “piloto automático”.
Entonces, ¿Cómo gestionar el cambio en la empresa, en la familia, dentro de un grupo? ¿Cómo resolver la pertinaz reacción negativa de la mayoría? Yo no he estudiado en Standford ni Deusto, pero un buen amigo me regaló un libro muy curioso. Es una fábula escrita por el profesor de Harvard John Kotter hace 15 años. El libro tiene solo 120 páginas, con sus dibujitos y letra bien grande. Se puede leer en una tarde. Ya sabemos que los americanos son capaces de sintetizar y no perderse en elucubraciones complejas.
El título del libro es “Our iceberg is melting”.

La historia es bien sencilla. Un joven pingüino descubre varias grietas y cavidades en el iceberg que ocupa la colonia. Eso podría provocar que el iceberg se parta ese mismo invierno al congelarse el agua de las cavidades. Tienen poco más de 2 meses para decidir qué hacer y reaccionar. El joven pingüino, Fred, debe convencer al grupo de sabios y al resto de la colonia de que es vital abandonar el iceberg antes de que llegue el invierno… Es la historia de un cambio y de cómo conseguirlo.
Es muy fácil reconocerse y reconocer a otros en la fábula. Ya lo he dicho antes: te ves a ti mismo y al resto de tus colegas como caricaturas.
El libro se resume en ocho consejos, todos muy valiosos. Por muy evidentes que algunos sean, es bueno repetir algunos: necesitas saber a dónde vas, pergeñar un plan, crear la sensación de urgencia y que lo dirija alguien con capacidad de liderazgo y autoridad. Los cambios de abajo hacia arriba son las revoluciones, con resultados algo sangrientos, como en Francia con la guillotina tras 1789 o en Rusia con el Terror Rojo después de 1917. Caso aparte son los militares de cualquier condición cuando asaltan el poder; en este caso hablamos de golpes de estado. No es lo mismo pero los resultados también son casi siempre sangrientos.
Los cambios no nos gustan, somos reacios. Por ello hay que reconocerle el mérito a los que se tiran a la piscina, de forma más o menos consciente, más o menos meditada.
Dedicado a Anita, por no tener miedo al cambio.