En el año 1967 McDonald’s empezó a comercializar el Big Mac y en 1969 los EE.UU. mandaron el Apolo XI a la Luna. El Apolo llevaba a bordo dos computadores que por primera vez, o casi, contaban con circuitos integrados. Se dice que su sistema era más básico que el de una tostadora moderna.
Hoy el Big Mac sigue siendo el mismo, pero lo de los procesadores y capacidad de memoria ha cambiado, y mucho. Hoy se nos llena la boca al hablar de Big Data. El Big Data no es más que la sabiduría del pastor que sabe si mañana va a llover basándose en el aspecto de la luna y de las nubes, la época del año, de donde sopla el viento y algún que otro dato secreto (algo así como lo del grajo…). El pastor guarda datos y los procesa.
El Big Data se caracteriza por cinco “V”: volumen de datos (bestial), variedad en el formato de los datos (todo tipo de fuentes: video, audios, bases de datos standard, tus clics en internet, textos, mensajes, etc.), velocidad (se necesitan resultados “ya”), veracidad (sin errores en datos y conclusiones) y valor (para algo servirá, ¿no? Pues para tomar decisiones en general). Otra vez, como en el caso del pastor, guardar y procesar. El problema está en el objetivo, el para qué.
Todo empezó con los bytes (unidad de información compuesta por 8 bits), y la cosa fue creciendo. Empezamos a guardar cosas inútiles y ahora lo almacenamos todo; la necesidad de memoria crecía y pasamos de Kilos a Megas, luego Gigas, etc., luego llegamos a los petabytes (que a mí me suena a otra cosa), y así hasta hoy en día en que el ser humano ya tiene almacenados algunos zettabytes (1021 bytes).
El Big Data es una herramienta y es de aplicación a ciencias tan complejas como la meteorología, la genética o el medio ambiente y sus derivadas, sean económicas, logística, agricultura, salud, turismo o migraciones.
Pero, como siempre, tenemos una curiosa tendencia a emplear mal las herramientas. Creada la herramienta – sea la rueda o la energía nuclear -, surge la pregunta de para qué emplearla. En el caso de la energía nuclear se consiguió dominarla a mediados del siglo XX, y su empleo fueron primero las bombas atómicas (1945) y luego las centrales nucleares (1954); curioso lo del orden de los factores en este caso…
Con el Big Data está pasando lo mismo. Su empleo deja bastante que desear y además primero hay que obtener datos, dando igual la forma de conseguirlos. El chistecito da que pensar:

Ya desde hace años hay una carrera por conseguir datos y da igual el cómo. Eso de que te aparezcan anuncios con las últimas búsquedas que has hecho de viajes, vuelos y demás es prehistórico.
No nos equivoquemos. Todos nuestros clics, búsquedas en internet, páginas que leemos, cosas que compramos, lo que vemos en la tele, trayectos en coche, lo que publicamos o recibimos en Facebook (y ya no digamos si le damos a botoncito de “Me gusta” o similar), quien nos llama y a quien llamamos, mensajes, viajes, etc., todo queda registrado. Esos son datos que se venden a muy buen precio o se analizan directamente.
Tanto es así que nuestros políticos quisieron aprovecharse al redactar una nueva ley de protección de datos para adaptarnos a una nueva ley de la Unión Europea mucho más restrictiva. Salvo honrosas excepciones todos se pusieron de acuerdo para retorcer la directiva europea y legalizar el curiosear nuestras actividades para sus propios fines. Nuestros avispados políticos no querían dejar pasar la oportunidad de espiarnos, guardar la información, analizarla, sacar sus conclusiones e influir posteriormente en nuestras decisiones. Es lo que hizo Cambridge Analítica en la elección de Trump o en el Brexit. Nuestros políticos, como Maxwell Smart, la pifiaron.

El artículo de la ley que les permitiría hacer de espías ha sido tumbado unánimemente por los jueces del Constitucional la semana pasada (Mayo 2019).
Dedicado al Tribunal Constitucional y a Podemos. Que aunque no peguen ni con cola en esto estaban de acuerdo.
Amigo mas razon que un santo, lo que si es importante del RGPD es que la multa puede llegar a 30 milloncetes de euros, el resto y lamentablemente burocracia para que los de siempre esten contentos
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