Las bitas, el King Charles III y los metepatas

¿Cuántos años tienes? La respuesta es fácil, no tienes ni que pensar. Asumimos que nos preguntan por los años ya vividos, como es el caso de las preguntas en inglés o francés (How old are you? Quel âge as-tu?).

Alguien más listo que yo le dio una pensada, y cayó en la cuenta de que se podía interpretar de otra forma: te preguntan por los años que te quedan por vivir, los que tienes guardados. Los pasados no sirven, salvo que quieras presumir de experiencia y sabiduría. Eso hay que demostrarlo, porque hay quien obtiene los mismos resultados que las bitas de los barcos que llevan allí toda la vida, pero no aprendieron nada. Las bitas de los barcos, como las de la foto, se emplean para hacer firme las estachas o cabos que mantienen al barco acostado contra el muelle.

El tono de la respuesta a esa pregunta de cuánto te queda depende de la edad del preguntado. Cuanto más joven eres la respuesta es más alegre y despreocupada: me quedan 40, 35, o incluso más y mencionan vacunas del cáncer y demás soluciones largo tiempo esperadas. Una vez doblas el cabo de los 60 años, y a medida que te acercas a los 70, tuerces el gesto. La buchaca está casi vacía.

Hasta entonces siempre has creído que tienes tiempo. Ese tiempo se ha evaporado. Probablemente estás más pendiente de tu jubilación que de los avatares de tu empresa. Sabes bastante bien lo que se espera de ti y te es más que suficiente la satisfacción personal por hacer las cosas bien – las palmadas en la espalda te parecen irrelevantes, el que lo hace sabe bien que las medallas son para él -, incluso eres capaz de regular tus iniciativas e ideas brillantes (aunque suene arrogante) para no malcriar al nuevo jefe (one banana each time, como dice un perro viejo).

Si miras hacia delante con un poco de honestidad, te queda elegir bien con quién quieres estar y qué hacer. Una vez decidido eso, deja de mirar al pasado y piensa dos veces antes de soltar algo que vaya a molestar a los que te importan. Con el resto, ¡leña al mono!

El sábado 6 de mayo Carlos III fue proclamado rey del Reino Unido con 74 años.  Era príncipe de Gales desde los 20 años, o sea, que ha estado preparándose 54 para ello. Un becario bien pagado.

Espero que haya aprovechado el tiempo y no sea una bita. Algo habrá aprendido porque su vida ha estado plagada de meteduras de pata, como cuando al responder a la pregunta de si estaba enamorado de Diana, dijo que si, «lo que sea que ‘enamorado’ signifique» o la que montó hace pocos días por culpa de un boli. Delante de la cámara se mosquea, jura en arameo, y todos sus ayudantes corren a prestarle un pañuelo para que se limpie. Me pregunto quién fue el pobre desgraciado que puso ese boli traicionero en la mesa. Coitado, la que le va a caer.

Supongo que Carlos III ya se habrá preguntado cuantos años va a ser rey. Teniendo en cuenta que la esperanza de vida de los varones en el Reino Unido es de 79 años, le quedan 5 como rey. Tanta preparación y una ceremonia tan larga y costosa para eso. Al menos la soporífera ceremonia de coronación tuvo su momento glorioso cuando uno de los comentaristas de TVE dijo lo siguiente. Transcribo:

“Es noticia de mucho calado político y muy simbólico, en una ceremonia donde los símbolos son lo más importante. Hay representantes del Sinn Féin, que es el partido de lo que fue, para unos, ejército combatiente y para otros terroristas, el IRA, (balbuceos), que mataron y atentaron contra el poder británico y contra pertenecer al Reino Unido. Hoy van, y van en calidad, ojo, porque son hoy el partido más votado en Irlanda del Norte, van en calidad de presidente de la Asamblea../..”

Para ubicarnos, el conflicto de Irlanda del Norte, ceñido exclusivamente al periodo entre 1969 (año de creación del IRA más conocido) y 1998 (año en que se firmaron los Acuerdos del Viernes Santo), provocó algo más de 3500 víctimas. De estas 3500 víctimas se estima que el 60% fueron asesinados por el IRA y equivalentes, el 30% por grupos paramilitares leales a la Corona y el 10% por el ejército británico. En ese 10% están las 14 personas de la famosa canción Sunday, Bloody Sunday (Derry, 30 de Enero 1972). Tuvieron que pasar 38 años para que David Cameron, el Primer ministro británico, admitiese que el ejército británico actuó ilegalmente ese día, abriendo la puerta a posibles cargos penales. “En nombre de nuestro país, lo siento profundamente’”. ¿Os recuerda a alguien? Algo así como “lo siento mucho, no volverá a pasar”. Los paracaidistas británicos abrieron fuego contra los manifestantes católicos; murieron 14 y 13 resultaron heridos.

Irlanda del Norte está compuesta por dos sociedades antagónicas dentro de un mismo territorio, los británicos y los irlandeses. Aunque se usaba la terminología protestantes (unionistas) y católicos (republicanos), el conflicto nunca fue religioso, sino nacionalista. A pesar de las diferencias culturales, étnicas y la memoria de esas 3500 víctimas, con cerca del 40% de ellas sin aclarar, ambas sociedades sobreviven en un delicado equilibrio.

Escuchad a partir del minuto 45:30. Los comentaristas fueron Carlos Franganillo y Anna Bosch.

Dedicado a Ana Bosch. Igual acaba como el del boli.


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