Quedé algo desconcertado cuando David Cameron, el Primer Ministro británico que convocó el referéndum sobre el Brexit, dijo que no estaba arrepentido. Esto fue en Enero de este año.
La consulta fue hecha para resolver un problema interno de su partido (los “tories”, o sea, la derechona). Siempre había unos cuantos protestando en su partido contra la Comisión Europea, sus funcionarios y sus normas y tribunales que había que cumplir y acatar. Obviamente si quieres pertenecer a un club debes aceptar sus normas.
Le costó el puesto, la pifió, y ha dejado al Reino Unido en una situación difícil e innecesaria.
A él como a su colega Boris Johnson, antieuropeo y exalcalde de Londres, no les va a pasar nada. Vienen de buena familia, bueno, algo más que eso. Forman parte de la élite de dicho país. Aquí abajo los tenéis, en Eton (Cameron segundo a la derecha de pie, y Johnson con el paraguas, como Mari Poppins). Luego ambos fueron a Oxford. Personas formadas en la élite que la han liado parda.

El Reino Unido dominó el mundo desde principios del siglo XIX hasta poco después de la 2ª guerra mundial. Antes, otros países como Francia, España, Portugal, los Países Bajos, etc. estaban en ello, hasta que llegó Trafalgar (1805). El Reino Unido basó su dominio en su desarrollo industrial, su potencia naval y el comercio con las colonias y excolonias (como los EE.UU). Se creó una potente burguesía, hombres de negocios, comerciantes, banqueros… y surgió “La City”.
Ahora bien, si las élites de hoy son nefastas, las mismas élites entonces fueron superlativas.
Los elementos más característicos de su imperio fue que no se mezclaron con los locales, un cierto complejo de superioridad, y también una curiosa tendencia a provocar hambrunas, o al menos, a no hacer nada para remediarlas. Veamos a donde nos lleva la curiosidad.
Empecemos por la más conocida: Irlanda. Entre 1845 y 1849 un millón de irlandeses murieron de hambre, y otro millón emigró (The Great Famine). Irlanda, entonces con 8 millones de habitantes, perdió entre un 20 y un 25% de su población. En esa época Irlanda y sus tierras pertenecían a la Corona británica y su oligarquía. Los irlandeses eran los campesinos que se alimentaban sobre todo de patata, patata que ellos mismos cultivaban donde les dejaban. Una gran plaga acabó con las cosechas de patatas esos años, mientras las cosechas de cereales y otros productos irlandeses (mantequilla, conejos, alubias, cebolla, salmón, arenque) iban para Inglaterra. Inglaterra reaccionó tarde y mal. Aplicaron el principio del “laissez faire”, la no intervención del Estado y la doctrina de Adam Smith de que una mano invisible se encargaba de corregir los desequilibrios. Este desastre llevó a Irlanda a independizarse en 1922. Abajo, el memorial en Dublín para que nunca se olvide “La gran hambruna”.

La joya de La Corona: La India. Si hubo un pueblo que sufrió las consecuencias de las élites británicas fueron los hindúes. Todo comienza con la Compañía Británica de las Indias Orientales que desde principios del siglo XVII reemplaza a empresas holandesas y portuguesas. Representó el inicio del Imperio británico en la India y llegó a gestionar el 50% del comercio mundial. En 1857 la India se convirtió en una colonia británica pasando todas las posesiones de dicha compañía a la corona.
La primera hambruna costó unos diez millones de hindúes en el valle del Ganges. Es la Gran hambruna de Bengala de 1770. Un tercio de la población desapareció. ¿Por qué? La hambruna fue iniciada por condiciones meteorológicas (cosechas fallidas, pero nada anormal) pero que fue agravada por las políticas de la Compañía Británica de las Indias Orientales en Bengala. Mejor cultivar opio que había que exportar a los chinos en lugar de cultivar los alimentos locales, lo que provocó la disminución de reservas. Mientras tanto, la Compañía seguía recogiendo impuestos de forma abusiva.
Hubo otras hambrunas, en 1783, 1866, 1873, 1892, 1897 y, por último, 1943-1944.
Es la segunda guerra mundial. La producción agrícola de la India se destina a las tropas británicas en Oriente Medio y África. La amenaza de Japón que acaba de invadir Birmania, un conglomerado de decisiones (de Sir Winston Churchill) y un ciclón en 1942 generó una hambruna que en Bengala costó dos millones de muertes. El mismo Churchill, cuando las autoridades británicas en la India reclamaban una ayuda urgente, respondió: ¿Y por qué Gandhi no ha muerto todavía?
La despedida de los británicos de la India en 1947 tampoco fue un éxito. Lord Mountbatten fue su último virrey. En contra del criterio de Gandhi, la India quedó dividida en dos países en función de la mayoría religiosa: Pakistán (con Bangladesh al Este, hoy independiente) y la India. Gran pifia. Esta división generó una serie de enfrentamientos con un saldo de más de 500.000 muertos y miles de desplazados. La pelea por Cachemira ya ha costado tres guerras y en 1989 estuvo cerca de desatarse una confrontación nuclear.
Lord Mountbatten fue asesinado por el IRA irlandés en 1979. La historia enlaza personajes y pueblos.
Es inevitable advertir que todo lo anterior no es más que un brochazo, bien gordo, de algo mucho más complejo y a veces confuso. Ni los historiadores se ponen de acuerdo. También, quiero recordaros que nada es blanco o negro: los británicos llevaron sanidad y educación pública, comunicaciones (los famosos trenes indios), una mejora en los métodos de producción e industrialización, la irrigación, etc. allí donde fueron.
Dedicado al grupo The Jam y su canción Eton rifles del año 1979. Una canción cuyo origen está en una manifestación de obreros que pasó frente a Eton. Los alumnos salieron y se mofaron de los manifestantes. Paul Weller vio la noticia y escribió esta canción.
Lorenzo Luzuriaga en carta a Américo Castro analizaba las distintas actitudes ante el estallido de la Guerra Mundial:
Aquí la gente está muy desorientada. Por una parte está la anglofobia económica sobre el supuesto imperialismo y explotación británicos; de otro, los extremistas rusófilos que han enarbolado la bandera de la neutralidad y la indiferencia ante el conflicto; por otro, los francófilos (grupo de Victoria Ocampo) que no saben qué hacer con la deserción de Francia, y por fin una pequeña minoría anglófila, dispuesta a ayudar en la lucha por todos los medios.
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Muy interesante
Gracias. Un abrazo
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