La soberbia es un animal que crece dentro de nosotros sin que nos demos cuenta. Soberbia son esas ínfulas, el creerse mejor per sé, ese mirar despectivo hacia otro, el despreciar a los otros por su condición, sea raza, sexo, aspecto físico, origen, pasaporte, condición económica…lo que queráis.
Esa soberbia funciona en cadena, como el agua que cae por unos escalones: unos miran a otros por encima del hombro, y esos a su vez lo hacen con terceros y así hasta el sótano.
Hace varias décadas España – la España de los 60 – dio un salto adelante; mejor un brinco, porque lo de salto me parece presuntuoso y suena a la China de Mao. Desde que nos dieron la patada poco después de la II guerra mundial hasta Franco bien muerto nuestro devenir fue lamentable. Unos datos:
- España no fue fundadora de las Naciones Unidas en 1945 porque la dictadura franquista apoyó a Hitler y Mussolini y solo fue admitida en 1955, cuando Eisenhower se dio cuenta de que Franco podía ser un aliado contra la URSS, y que la política de aislamiento no funcionaba.
- España quedó fuera del Plan Marshall (1948-1951), una brutal inversión de los EE.UU. en Europa Occidental para su reconstrucción…excepto en España. En el mapa de abajo puede verse la inversión por país y los países beneficiados. Al final del plan la producción industrial en esos países había crecido un 35% y la producción agrícola era mayor que antes de la guerra.
- La cartilla de racionamiento estuvo en vigor en España entre 1939 y 1952. Se calcula que entre 1939 y 1942 se produjeron en España entre 200.000 y 600.000 muertes como consecuencia de la mala alimentación o de las enfermedades que derivaban de ella. Gracias a todo ello nuestros padres y abuelos limpiaban el plato hasta dejarlo prístino, o sea, inmaculado.
España salió de su autarquía en 1959 con los planes cuatrienales de desarrollo que provocaron 4 millones de emigrantes dentro de España (y otros 1,5 millones que se fueron a Europa). La crisis del petróleo de los años 70 desmontó un crecimiento económico calificado de milagroso, y en verdad lo fue. Muerto Franco en 1975, por fin España se integra en Europa en 1986. Un viaje de 50 años con maleta de cartón y alpargatas.
De 1939 a 1959 España lo pasó fatal. Era el país del estraperlo y de los contrabandistas que cruzaban las fronteras de Gibraltar, Portugal y Francia. País gris, pobre de solemnidad, país del soborno menor a funcionarios y policías para evitar multas, que te tratasen bien o que pusieran tu solicitud en lo alto del montón.
Ahora ya somos europeos, usamos el Euro, cruzamos fronteras y no nos damos cuenta, somos los reyes del mambo. Ya hace tiempo que algunos de nosotros nos atrevemos a mirar por encima del hombro a los que llegan para vivir en paz, poder llevar una vida digna y sacar adelante a los suyos.
Acordaros que hasta hace bien poco -y todavía quedan rescoldos – medio mundo se choteaba de nosotros. Solo un país, la Argentina de Perón, nos ayudó.
La visita de Evita, Eva Perón, en 1947 (18 días de visita nada menos) fue un reto a los EE.UU. y la ONU que mantenían el veto a la España de Franco. Con esa Argentina Peronista se alcanzó un acuerdo económico por el cual llegaron millones de toneladas de maíz, trigo, carne y otros productos. Ese populismo de Evita y del Peronismo, nos sacó del hambre, al menos en parte.
Dedicado a Evita Perón y a la Argentina, que carajo.
Notas:
El lema del nuevo presidente argentino, un tal Milei, es “Viva la Libertad, carajo”. A este Milei lo clasifico dentro del grupo de los Jesús Gil, Berlusconi, y más recientemente Trump o Bolsonaro. Un pájaro.
Eva Perón murió con 33 años de un cáncer. Fue una adelantada a su tiempo, y durante su visita de 18 días a España tocó las narices a Franco y al régimen por sus ideas izquierdistas y su preocupación por las clases sociales más desfavorecidas, los presos, la justicia social, etc.


